En la historia de la organización magisterial en el país, nunca se ha visto tanta distancia como la que existe hoy entre el Comité Ejecutivo Nacional del SUTEP y muchas bases regionales y locales. Mientras miles de maestros se movilizan en distintas regiones del país, otros llegan hasta la capital con valentía y coraje, los camaradas del CEN del SUTEP tienen como punto principal de su estrategia política, desenmascarar a un supuesto contingente senderista dentro del magisterio. Algo que no hubiera sucedido con Horacio Zeballos o José Ramos Bosmediano en la Secretaria General del SUTEP.  

Esta estrategia de rumorear que ya viene el lobo, sirve al enemigo. Y al parecer hay que hacerle recordar a los camaradas del CEN del SUTEP que existe un enemigo de los maestros que no es el CONARE: es el modelo neoliberal y sus implementadores como PPK y los ministros con quienes conversa. Ojo, se puede conversar, lo que está prohibido para los revolucionarios es pactar. Y el discurso de ese enemigo es el mismo con el cual han derrotado a la izquierda, es la retórica que dice “existe el monstruo terrorista que amenaza a la democracia y el desarrollo”. Y con ese discurso de miedo han amansado a los supuestos marxistas o quizá sienten que lo que está siendo amenazada es la Derrama Magisterial.

Digamos que la ingenuidad de nuestros camaradas del CEN del SUTEP los lleva a creer que vivimos en democracia, que los derechos de los maestros se van a conseguir en negociaciones con los técnicos del ministerio y que junto a la derecha deben cerrar filas en defensa de, otra vez, la democracia. Eso podríamos pensar si nos refiriéramos a un gremio estudiantil, un colectivo juvenil o quizá un espacio barrial. Pero estamos hablando del SUTEP que viene siendo dirigido por Patria Roja, desde hace 45 años, un partido comunista, cuya ideología marxista tiene como esencia teórica el materialismo y como lineamiento político el ser la vanguardia de los procesos político y sociales.

Digo materialismo y puede entenderse como algo transnochado o complejo – en mejor de los casos - pero no es más que asumir el principio de partir de la realidad. Ser vanguardia es más fácil de entender, es ser dirección, que la gente te siga porque previenes los acontecimientos, partes de la realidad y planificas hacia donde debes guiar la lucha gremial.

Los dirigentes de Patria Roja pueden tener la intención o voluntad de mantener el SUTEP, la Derrama, el CAFAE o el Colegio de Profesores bajo su influencia, sí, es lógico. Quizá también, muchos profesores quieran hacer una carrera política dentro del movimiento magisterial y luego de ser dirigentes sindicales. Sin embargo, observando la realidad y con la intención de ser vanguardia, no se puede poner esos intereses propios por encima de los intereses de los maestros que luchan con justicia por sus reivindicaciones, con mayor razón para quienes en cada octubre levantan el puño y cantan la internacional y se hacen llamar comunistas.

Crear una ficción como parte de su estrategia e intentar imponerla a los maestros, a la opinión pública, incluso apoyados por el gobierno, por la prensa neoliberal, es decir, por el establishment, al que supuestamente tendrían que derrotar los comunistas con una revolución, no es más que un indicador de la crisis que vive Patria Roja y que se refleja en el Sindicato.

Decir que no había huelga, que eran unas cuantas regiones, que eran senderistas y mil “idioteces” más significa pérdida de horizonte. “Hay que ser sensatos, debe pararse la lucha, porque no hay dinero en el Estado" o "no hay que crear inestabilidad para la democracia” son expresiones de alguien derrotado, que no quiere luchar. Esas expresiones no solo no son comunistas, ni marxistas, sino que tampoco son de gente que admire la gesta revolucionaria de Horacio Zeballos y la del propio SUTEP que enfrentaron con sacrificio las dictaduras de Velasco y de Morales Bermúdez. Esas palabras solo pueden salir de una actitud servil, de un pacto con el statu quo.

La generación que hoy dirige el CEN del SUTEP no está a la altura de promover un movimiento magisterial clasista, ni tienen la teoría, ni la pasión para lograrlo.Cada vez que, en anteriores ocasiones, ocurría alguna disidencia, rápidamente la reacción del CEN, era comprometer a los disidentes con alguna vinculación con Sendero Luminoso. En esta oportunidad, no han logrado ser efectivos y la huelga que inició en Cusco con solo un SUTE regional, al parecer terminara con la creación de otro sindicato nacional.

Luego del desenlace actual, ¿cuál es la finalidad de la estrategia del CEN del SUTEP? No es por supuesto luchar por mejores sueldos y condiciones para los maestros, ni enfrentar al Gobierno de turno o las fuerzas del establishment. Su estrategia, a todas luces, es defenderse, ya no como comunistas, ni como sutepistas, sino como un grupo de interés. Son dirigentes que prefieren quedar bien con los dirigentes de Patria Roja, antes que con sus bases sindicales, pues les deben sus cargos.

Los responsables de todo esto no es más que el Buro Político de Patria Roja. Así como no quiso que sus bases en Cajamarca enfrenten a Humala y a Yanacocha, con el conflicto Conga, porque tenían miedo a perder la Derrama, hoy han envuelto con el mismo dilema a los dirigentes sutepistas, que han demostrado su actitud en la práctica, que les es más fácil callar y acomodarse, pensando que cuanto más obedientes y más leales, más seguro el ascenso. Pues al final quienes eligen los cargos o candidaturas a la Derrama, CAFAE o el Colegio de Profesores, no son las bases, sino la alta burocracia partidaria. Mientras eso suceda, huelgas como la de ahora serán para ellos, una revuelta más de senderistas.

Un proceso de transformación social no se logra sin un movimiento y una organización magisterial revolucionaria, clasista y combativa. Ese movimiento no se producirá en los brazos de Patria Roja. La realidad nos ha mostrado que con un poco de rebeldía y esfuerzo no era tan difícil arrebatarle el magisterio con o sin SUTEP de por medio. Hace tiempo que se había generado un vacío de dirección en el magisterio. Lo incierto va por quienes serán la nueva vanguardia y que tan comprometidos pueden estar en un proceso de transformación social, antes que ser la nueva aristocracia sindical que traicione al magisterio.