Werner, el outsider en Cusco
Werner Salcedo, candidato al Gobierno Regional por Democracia Directa, ha dado la sorpresa en la política cusqueña. Su ascenso ha quedado en evidencia con el respaldo recibido en sus los últimos mítines, en las provincias de zonas altas, lugares poco atractivos electoralmente para la derecha neoliberal a la que se enfrenta. Los eventos y actividades de la campaña de Democracia Directa sorprendieron también a la prensa; ha inundado las redes sociales locales y ha dejado en zozobra a los grupos de poder que se sienten dueños del Cusco.
Werner cuenta con una trayectoria profesional exitosa como ingeniero agrónomo, trabajando, durante los últimos 20 años, con los distritos de las zonas rurales de la región. Esta experiencia le está permitiendo conectarse con comunidades más olvidadas y generar una gran simpatía política.
Su estrategia para lograr la victoria viene siendo organizar los comités de la “casita” durante los últimos 4 años con diferentes actores políticos y sociales (profesionales, empresarios, artistas, dirigentes populares del campo y la ciudad, etc.) de distritos rurales, lo que generó una confluencia popular, logrando constituir, de esta manera, las 105 candidaturas distritales en toda la región. Todo este trabajo generó la mayor estructura organizativa regional, pues quien le sigue cuenta con 96 candidaturas distritales. Si bien su nombre se posiciona inesperadamente en el electorado cusqueño, Werner fue candidato para el Congreso en las elecciones 2016, acompañando a Gregorio Santos a la presidencia. En esta experiencia, consiguió aproximadamente 24 mil votos, obtenidos la mayor parte de las provincias de Espinar y Chumbivilcas. Según las tendencias estadísticas, si consigue obtener el doble de votantes que la campaña anterior, ya pasaría a la segunda vuelta regional.
Con la ruptura de la tradicional hegemonía de las viejas fuerzas políticas, Werner está renovando la izquierda en el Cusco. En vez de utilizar el verbo incendiario característico de la tradición regional, elabora un discurso directo y sincero sobre el futuro de la región, devolviéndole al pueblo la esperanza luego de los casos de corrupción de anteriores gobiernos regionales, como el caso del humalista Jorge Acurio, hoy preso por el caso Lava Jato.
Pero ¿en qué contexto se mueve Werner? ¿Quiénes son sus competidores? ¿Cuáles son su principales propuestas? y ¿qué escenarios se pueden presentar? Estas son algunas preguntas que al resolverlas nos ayudan a comprender el “fenómeno” Werner.
La Región del Cusco ha sufrido, luego de 25 años de implementación de la regionalización neoliberal, un despilfarro de más 85 mil millones de soles, con miles de casos de corrupción expuestos y argumentados en los medios locales. En ese lapso, ha aumentado la pobreza extrema, pues 4 de 10 cusqueños padecen de hambre. Esta región, tierra de grandes héroes e intelectuales, como Túpac Amaru o Garcilaso, no ha podido escapar de este gran cáncer de la corrupción, que la ha paralizado y degradado. Sus gobiernos regionales, uno tras otro, han sido dirigidos por mafias al servicio de las empresas trasnacionales de la minería y el turismo, principal impedimento para que la región alcance el desarrollo y que su gente viva en condiciones de calidad.
Todo lo contrario: existe un alto índice de mendicidad, y entre la población y el campo de la sierra y selva miles viven en condiciones de precariedad extrema. Esta situación de crisis institucional ha devenido en el rechazo de la política tradicional y generado un vacío de representación, en especial en los sectores campesinos, donde la derecha nunca ha trabajado y la izquierda tradicional se distanció hace más de dos décadas.
Los contendores directos del outsider rojo son el aprista Wilson, candidato por Restauración Nacional, y Jean Paul Benavente, por Acción Popular. Ambas candidaturas representan a los sectores tradicionales y defensores de la agenda neoliberal.
Wilson, médico cusqueño, pertenece a la línea oficial del Partido Aprista que, debido a su baja popularidad en la capital imperial, ha recurrido otra vez a la alianza política con las iglesias evangélicas que dirigen el partido donde postula. Wilson se posicionó como primero en una encuesta realizada en el mes de junio por una empresa local de poca fiabilidad. En la misma encuesta, el candidato Benavente se posicionaba en segundo lugar y en el sexto, Werner. Es válido comentar que en Cusco ha habido muchas denuncias e incluso sentencias judiciales referidas a las conductas delictivas de las encuestadoras, que subastan las ubicaciones en sus estudios. Pero, sea como sea, desde la publicación de la encuesta hasta ahora, solo podemos ver y analizar las campañas de cada uno para poder analizar los niveles de aprobación.
La campaña de Wilson en las zonas rurales altas ha perdido peso, pues siendo dirigida generalmente por los evangélicos, han limitado su discurso político debido a sus posiciones sectarias. Su estrategia es ganar la provincia de Cusco que tiene el 30% del electorado, para lo cual ha decidido publicar algunos paneles electrónicos gigantes en la ciudad y aparecer en algunos medios locales. Esta estrategia lo pone en disputa con el candidato Jean Paul Benavente, pues ambos aspiran conquistar el mismo sector, ajenos ambos al mundo rural campesino.
Los discursos, programas y sujetos sociales están definidos en esas tres candidaturas. Wilson en la defensa de las tradiciones cusqueñas con un electorado neoliberal, ultraconservador y religioso que, aparte de las grandes obras y el turismo -que son la agenda social del pueblo cusqueño con la que todos los candidatos están de acuerdo-, sus propuestas apuntan a la defensa de la minería, la “familia” y la seguridad. Jean Paul, con propuestas de reformas de la gestión y “proyectos productivos”, se dirige a los profesionales clasemedieros de la ciudad. Werner, en cambio, propone la agenda de la revolución de la industrialización del agro, la defensa del medio ambiente frente a la minería y, con la implementación de reservorios de agua para el consumo humano y la agricultura, toma posición con los productores campesinos y a las comunidades rurales. La disputa de los últimos días consiste en atraer a los sectores populares urbanos, grandes mercados y barrios. Los sectores conservadores, religiosos, algunos con hijos y nietos profesionales y otros con hermanos y padres campesinos, definirán sus votos en los próximos días.
Los escenarios posibles frente a las condiciones actuales que podrían darse son las siguientes.
Una segunda vuelta entre Wilson y Jean Paul, el APRA frente a Acción Popular, un escenario poco probable, según la historia reciente de la política cuzqueña, algo que trastocaría la identidad del “Cusco rojo”.
La contienda entre Werner con Wilson o Jean Paul, será una batalla histórica, entre la izquierda enfrentando al APRA o a la derecha cusqueña. Lo que puede definir este escenario será el debate programado por el Jurado Nacional de Elecciones el 13 de septiembre, donde el sorteo asignó a Werner y a Jean Paul como pareja de debate.
Algo notorio en estas elecciones es la situación de crisis de representación que van teniendo los movimientos regionales en el Cusco, pues luego de muchos años no estarían en la disputa del sillón regional, lo que es síntoma de que las dinámicas de poder que están deslegitimadas por los últimos casos de corrupción.