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Werner Salcedo, la oportunidad de la Izquierda Cusqueña

Publicado: 2018-09-16

El jueves 13 de setiembre, se realizó, en el auditorio de la Caja Cusco, el debate electoral para el Gobierno Regional promovido por el JNE, donde participaron quince candidatos. Este debate estaba siendo esperado por buena parte de la población de la ciudad de Cusco, el casco urbano moderno, pues, de acuerdo a los sondeos, el electorado desconoce a los aspirantes al sillón de gobernador regional.

A diferencia de la agitación política de los últimos días en las provincias como Espinar, Anta, Paucartambo y La Convención, en la ciudad del Cusco las cosas han estado frías. En el proceso 2014, los cusqueños respaldaron mayoritariamente al actual alcalde Carlos Moscoso, con más de 67 mil votos, y trasladó por arrastre cerca de 40 mil votos a Edwin Licona, candidato a gobernador regional por la misma agrupación política, Kausachum. Este empuje del voto derivó a que un desconocido, luego de una segunda vuelta, alcance la Gobernación Regional del Cusco. Esto evidenció un mayor interés por la disputa a la alcaldía que a la región. Sin embargo, es la plaza más deseada por los candidatos regionales, en especial de la derecha, con sus 400 mil electores, que representó, en el anterior proceso electoral regional, más del 40% de los votos válidos.

Varios periodistas intentaron posicionar mediáticamente a Luis Wilson, del APRA, y a Jean Benavente, de Acción Popular, ambos de derecha. La participación de Welmer Salcedo en el debate generó, en los días previos, muchas expectativas en los electores cusqueños, pues ya se evidenciaba el respaldo masivo que tenía de las zonas rurales.

Este debate, si es aprovechado, sirve como plataforma para impulsar un mejor posicionamiento y ubicarse dentro de las preferencias. Lo que viene luego del debate es lo más importante: la conexión entre el discurso y el símbolo que se tiene que marcar. Y más allá de dar a conocer sus propuestas o visiones sobre qué hacer en Cusco, lo real es, como dicen los expertos en marketing, cómo vender la marca, en este caso, el logo.

El performance del candidato tiene que generar un significativo contraste con el resto. Una frase controversial, una actitud contenciosa o una acusación imposible de responder es lo indispensable. Los medios, las redes, la conversación en el trabajo, en los mercados, hacen lo suyo. Es importante conectar el discurso del candidato con el elector a través de la propaganda. Solo así es posible reconocer el rostro y el símbolo que deben marcar luego de que el candidato haya construido una identidad con la gente. Cuando el elector se siente próximo al candidato, el programa político clarifica esta simpatía.

Luis Wilson fue golpeado por casi todos los candidatos, quienes denunciaban al APRA de los males del país. Él, siendo militante aprista, se presenta con Restauración Nacional. Intentó dar un discurso con salidas técnicas, pero solo reflejó la continuidad, más de lo mismo; no generó ningún contraste. Al parecer, su discurso, como el de Jean Benavente, estuvo dirigido a los cusqueños “blancos” clasemedieros del distrito de Wanchaq y no a la mayoría de pobres que viven en las periferias, ni mucho menos a los pobres del campo.

Werner Salcedo y Jean Benavente se enfrentaron en un debate. Primero, Werner expuso sus propuestas sobre la lucha contra la corrupción acompañado de un discurso político confrontacional denunciando de igual manera a los funcionarios, periodistas y las compras públicas sobrevaluadas. A Jean Benavente le toco preguntar, e hizo referencia a la pérdida de unos equipos en una oficina que Werner había dirigido años antes. Parecía un buen inicio para Jean Benavente. Pero Werner rápidamente zanjó, aduciendo que existe un proceso administrativo que ya se sancionó a los responsables, y contragolpeó a Jean Benavente arrostrandole que él, Werner Salcedo, había sido contratado por su experiencia técnica y no a dedo, en alusión a los cargos de confianza que ha tenido su adversario en diferentes periodos del gobierno regional. Cuando le tocó el minuto y medio de exposición a Jean Benavente, este debió realizar su descargo, defenderse políticamente, sin embargo –mal asesorado- optó por describir sus políticas contra la corrupción, muy parecidas a la de Salcedo, con un discurso sin emoción y una voz sosa, desperdiciando, así, su oportunidad. Llegó el turno de Werner de plantearle la pregunta en 30 segundos. Comenzó hablando en quechua, denunciando la corrupción en las obras públicas y, de repente, lanza un puntillazo en pregunta: si era verdad acaso que su campaña estaba financiada por la sobrevaluación de las compras de inmuebles realizadas cuando él, Jean, había sido funcionario en la dirección de turismo. Werner dejaba en claro que Jean no sabe hablar quechua, fuerte golpe que lo dejó descolocado. Lo único que respondió el aludido fue decir Ama sua, Ama quella, Ama lluclla, sin camiones y sin millones, lo que generó burlas en el auditorio y el comienzo de las sátiras de distintos periodistas de los medios que trasmitían el debate. Se caía el favorito de la Cámara de Comercio de Cusco.

Este debate es una oportunidad perdida para las candidaturas como la del Frente Amplio, con Héctor Acurio, que sin poder sobresalir en el debate las criticas le llovieron por Los problemas con su base provincial de Cusco, el nítido respaldo que recibe de Licona y la mediatización de su sanción en OSCE; la de Jejosnovara Cervantes, del Movimiento Tawantinsuyo; y la de Eduardo Zans, de APP están esperanzadas en lo que le trasfiera por arrastre sus candidatos de la provincia de Cusco (Boluarte y el general Pantoja). El APU, sin opción, desprestigiado por la conducta de su ex candidato a gobernador y actual congresista prófugo de la justicia, Benicio Ríos, escándalo que también le resta a Jean Benavente, quien fue candidato a vicegobernador anteriormente. No pudiendo aprovechar este debate, será difícil que tengan otra oportunidad para despegar.

Dos performances interesantes en el debate fueron Valcárcel, de UPP, y Berveño, de Somos Perú, pero debido a la invisibilidad de sus contendores, no les permitieron mayor contraste. En política, el crecimiento muchas veces no pasa solo por mostrar las cualidades de un candidato, sino la capacidad del político de convencer a las mayorías quién es su enemigo. Y Werner en el enfrentamiento contra Jean Benavente y con Luis Wilson, está convocando a toda la izquierda a enfrentar a la derecha. No está construyendo un rival para él, sino para todo el pueblo o, dicho mejor, para todo el “Cusco Rojo”.

Hay una crisis de representación en Cusco, en especial, en el amplio campo de la izquierda, miles de votos izquierdistas buscan una nueva representación y oportunidad de victoria. La ruta elegida por Werner de radicalizar su discurso le está funcionando, y esto se acentúa más cuando aparece como una izquierda provinciana y rural, a diferencia de la izquierda de notables o de ONGs de la ciudad. Los medios ya no pueden obviarlo y la izquierda cusqueña tiene en él la única posibilidad de victoria en las regionales.


Escrito por

MARCO SIPAN

Sociólogo con Posgrado en Estudios Políticos en la UNMSM. Investigador social y especialista en política electoral


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