El operador neoliberal
A inicios de los noventa el país se encontraba en una terrible crisis económica, los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, entre otros; nos impusieron un proceso de reinserción a la economía internacional que tenía como condición no negociable, reconocer el pago de la Deuda Externa y los intereses moratorios.
Tras ganar las elecciones, Alberto Fujimori, ofreció un plan de pagos que comprometía al país por décadas, con la finalidad de que avalaran nuevos préstamos; pero no fue sencillo. Perú no tenía credibilidad dentro de los multimillonarios del mundo. Por lo tanto, necesitaba a modo de carta fianza tener mil millones de dólares para poder asumir nuevas deudas. Los EE.UU, la Unión Europea y Japón financiaron los mil millones. Pero tampoco fue fácil obtenerlos, aunque se creía que Japón iba a ser un aliado de Fujimori, el caso peruano no le interesaba al gobierno de la Isla nipona. Fueron los gringos quienes convencieron a los demás.
Pero, por qué tanto interés del gobierno de EE.UU en salvar al Perú, si en ese mismo momento el parlamento norteamericano entraba en fuertes enfrentamientos por los presupuestos que se requerían para reactivar la economía de los país que se desmembraban de la URSS; además, tenían la invasión en Irak que era un pleito casi personal de George Bush (padre); y encima tenían que responder por la guerra y sus consecuencias económicas que Nicaragua le dejaba a los EE.UU. por enfrentarse a los sandinistas. ¿Cuál era el interés de los gringos? ¿Por qué tanta "cooperación"?
Luego de todas las negociaciones cuando Fujimori pensaba tener todo listo, EE.UU. le dijo que tenía que implementar estrategias políticas contra la subversión y contra el narcotráfico, además de usar los préstamos para pagar la deuda externa, la construcción de carreteras y una lista de proyectos ya asignados; sino, le retiraban el aval. Es decir, la agencia de inteligencia norteamericana decidiría la linea a seguir contra la subversión y el narcotráfico, mientras se ofertaba al mercado internacional los negocios del estado peruano, en especial las concesiones mineras y privatizaciones de empresas estratégicas, los fondos de pensiones, la construcción de infraestructura y demás, poniendo al país completamente bajo la dominación estadounidense.
Alberto Fujimori accedió a todo, modificando solo algunos detalles. Con el Golpe del 1992 dio muestra de su compromiso neoliberal. Los organismos multilaterales serían los que vigilarían la ejecución de los acuerdos. Muchos de los hijos de las familias oligarcas en años posteriores se convertirían en gerentes y funcionarios de las nuevas empresas trasnacionales, otros se convirtieron en sus proveedores, todos "ideologizados neoliberales" santificando la doctrina de entregar el mercado nacional a capitales extranjeros, ese pacto entre el imperialismo norteamericano y la oligarquía fue sellado en un contrato social neoliberal que rige hasta hoy: la Constitución del 93.
Entre 1990 y 2000, se ejecutaron 228 operaciones de venta y concesiones de empresas públicas a capital extranjero: principalmente a EE.UU., la Unión Europea y Japón, además de ‘contratos ley’ a las mineras para que no paguen impuestos. Estos hechos ponen en evidencia como un candidato que llegó a ser presidente, sin capacidades y sin intenciones (recordemos que Fujimori al mismo tiempo que fue candidato presidencial, candidateaba para senador, ya que lo permitía la legislación anterior), fue absorbido a la red de operadores políticos del Imperio Yanqui en Latinoamérica. Es así que dejó que los gringos delinearan la política antisubversiva y bajo ese manto se decidieron la ejecución de los crímenes de lesa humanidad en el país, siendo las mismas políticas criminales dictadas desde la Escuela de las Américas en EE.UU., [allí fue entrenado Vladimiro Montesinos] que ocurrieron en las diferentes dictaduras anteriores en los demás países de la región.
Durante el gobierno fujimorista se regalaron las empresas del país y nuestros recursos minerales a las trasnacionales extranjeras. Los gringos y Fujimori sabían, que para implementar el neoliberalismo tenían que acabar con los movimientos sociales, organizaciones populares y gremios sectoriales, que eran miles de veces más organizados y articulados nacionalmente que Sendero Luminoso, que con su accionar terrorista había quedado aislado de los sectores populares. Sendero fue el pretexto para arremeter contra casi todo el tejido social y bajo el slogan de la “lucha contra el terrorismo”, sucedieron los crímenes y un sinfín de medidas militares represivas que fueron eficaces para derrotar el movimiento de protesta y ejecutar el pacto con los multimillonarios del mundo. Y con la constitución de 1993, la oligarquía se aseguraba que aun sin Fujimori, las transnacionales podrían seguir saqueando el país.
Las victimas mortales que se dieron en el periodo de los gobiernos de Alberto Fujimori son víctimas de la implementación del neoliberalismo en beneficio de las trasnacionales y las familias oligarcas. La plata que la CIA le daba al GEIN era una inversión para asegurar sus corruptos negociados y adueñarse del patrimonio nacional —el caso LavaJato queda corto ante todo esto—. Y ha sido lo mismo en los gobiernos post fujimoristas de Toledo, García, Humala y PPK. En éstos, los muertos por conflictos sociales alcanzan aproximadamente a 300 y han sucedido muchas desapariciones de líderes comunales que se oponen a las industrias extractivas. Todas estas vidas, igual que en la época fujimorista, son asumidas como el costo para “pacificar” el país en el discurso de los neoliberales y fascistas peruanos.