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¿LA IZQUIERDA SE UNE?: SEIS PARTIDOS INTENTAN CERRAR UNA ALIANZA PARA LAS ELECCIONES

Publicado: 2025-06-06

Cuando el país se desmorona bajo un régimen mafioso, cuando el Estado ha sido capturado por mafias políticas y económicas que saquean el erario, y cuando el Congreso legisla al servicio del crimen organizado mientras el pueblo sobrevive entre la extorsión y el sicariato, la única respuesta legítima —aunque no exenta de retos— es la unidad de las fuerzas progresistas.

Una unidad con agenda clara, dirección política unificada y auténtica vocación de poder. ¿Pero estamos realmente listos para construirla sin egoísmos, sectarismos ni cálculos personales?

Durante estos meses, diversos partidos del progresismo peruano han transitado un camino de reencuentro. Hoy ese camino empieza a dar frutos. Primero en la Gente, Nuevo Perú, Voces del Pueblo, Ahora Nación y el Partido de los Trabajadores y Emprendedores han decidido dar el salto: pasar del diálogo a la integración de una alianza legal que participe en las elecciones 2026.

Y hay más: está por concretarse la incorporación del partido Salvemos al Perú, una organización que ha comprendido que este momento histórico no admite tibiezas ni neutralidades.

Pero conviene decirlo con claridad: no se trata de una suma mecánica de siglas ni de una foto para la prensa. ¿Será esta vez una unidad verdadera o una reedición de frentes imaginados? Se trata de una apuesta por una salida nacional construida desde la diversidad. La izquierda en el Perú tiene historia y victorias electorales, los partidos juntos constituyen una articulación de bases importante con capacidad de cobertura en todo el territorio nacional, además la suma de técnicos e intelectuales con experiencia de gobierno entre todas las fuerzas puede generar un gran plan de gobierno con carácter transformador.

Esta alianza tiene una meta ambiciosa: ganar con contundencia la primera vuelta, alcanzar mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado, y gobernar con legitimidad y respaldo social para recuperar el país de las mafias que hoy lo tienen secuestrado.

Entre los puntos programáticos se plantean: una nueva Constitución; una segunda reforma agraria que garantice soberanía alimentaria y devuelva dignidad al agro; respeto a la voluntad popular frente a proyectos extractivistas como Conga, Tía María o Tambo Grande; y un proceso de industrialización articulado al desarrollo regional, entre otras medidas importantes.

Propuestas necesarias, sin duda. Pero la pregunta clave es: ¿serán defendidas con coherencia, o quedarán diluidas en pactos tácticos y alianzas fugaces?

Porque ganar requiere ampliar la base. Hay que conquistar el voto del centro político, de los sectores medios urbanos, sin perder la fuerza del electorado del sur —que históricamente ha sido decisivo— ni el respaldo de las juventudes.

Y esto no significa moderarse ni arriar banderas. Todo lo contrario: el Perú de hoy, herido por múltiples crisis, necesita liderazgos firmes, con visión de largo plazo y compromiso real con el cambio.

La izquierda no puede permitirse otra fractura. Esta vez, la unidad debe ser genuina: con madurez política, estrategia común y compromiso colectivo.

Y eso incluye también a los liderazgos. El frente cuenta con figuras como Marco Zevallos, Vicente Alanoca, Napoleón Becerra, Alfonso López Chao y Guillermo Bermejo. Todos los partidos han expresado su disposición a que sea un proceso democrático el que defina la candidatura presidencial.

Habrá que ver si esa disposición se mantiene cuando llegue el momento de ceder protagonismo por el bien del país.

La izquierda tiene hoy una oportunidad histórica: demostrar que hay una salida democrática, nacional y popular frente al caos y el desgobierno.

Y ante el desafío de construir un bloque realmente ganador, se han extendido también invitaciones a otras agrupaciones: el Partido Unidad Popular, con Santos Saavedra; APU, con Aníbal Torres; y MUP, con Hernando Cevallos. Aunque no lograron su inscripción formal para el actual proceso, cuentan con liderazgo y representatividad social. Pero no basta con sumarse: la contribución debe ser activa, movilizadora, con arraigo en los sectores populares.

Junto a los gremios, movimientos sociales, pueblos originarios, federaciones campesinas, colectivos juveniles y liderazgos regionales, todos unidos, hay una posibilidad concreta de que el poder vuelva al pueblo.

Pero solo si esa unidad no se reduce a discursos, sino que se convierte en práctica política sostenida.

El futuro político del Perú está a la izquierda. ¿Estará también la madurez suficiente para construirlo?


Escrito por

MARCO SIPAN

Sociólogo con Posgrado en Estudios Políticos en la UNMSM. Investigador social y especialista en política electoral


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